Dos años sin ella
Hoy he soñado con ella. Menos bonito de lo que querría, pero he podido verla, hablar con ella... Un regalo para el día de hoy. En esos momentos de tortura gratuita que tengo (son pocos, pero los hay), me culpo de rendirme con ella. Ya ves, qué tontería. Pero recuerdo esos días de su enfermedad que luchaba incansable y el momento, en un gesto libre de todo egoísmo, en que pensé "si lo mejor para ella es que se vaya, que sea lo que mejor sea para ella". Me torturo a veces por ese momento. Como si por mi consentimiento, ella hubiera optado por descansar. Absurdo, pero como mucho en este aprendizaje. Y en mi sueño de hoy, sólo le gritaba "no te rindas! Quédate conmigo!", sonando más a exigencia que a súplica. Dos años se cumplen y aún hay días en los que despierto sin tener claro qué ha pasado . Increíble pero cierto. Aún ahora, h ay sueños que me confunden tanto que al despertar tengo que destinar unos minutos en aclarar si todo no ha sido más que una pesad