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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Llorar amor

- Con los baches del camino llegan los medios para superarlos... - Yo estoy convencida de ello. Me consuela mucho saber que habéis sido fuertes para dar lo máximo de cada uno. Reconforta mucho mirar hacia atrás y sorprenderse a uno mismo de las fuerzas para estar a la altura. Pese al dolor, siempre me reconforta la forma en que lo hicimos. Había que echar el resto, pero la satisfacción de haber hecho todo lo que estaba en mi mano por ella... Me acompañará siempre. - ... Valga la rebundacia... Bendito dolor... El de hacer lo que a ella hace feliz. El ser humano es impresionante... - Estoy de acuerdo. Y el amor supera al dolor siempre. Lo inunda todo. - Es tan bonito pensar tantísimo amor que encierra una lágrima... Qué dan ganas de ni parar de llorar... De llorar de verdad! De lágrimas llenas de historias. Y sobre ellas reconstruir el futuro. Cimientos de amor. - Sí... Se llora amor! Y el amor más sincero!! Es maravilloso... Somos personas dichosas de saber ver que no son tan sólo lágr

Amar, duele

El Domingo pasado no fue un día nada fácil. Volví a sentirme vulnerable. Y fue duro. Llegué a sentir que incluso ella , a quién le otorgo autoría de todo lo bueno que nos pasa, nos había fallado. No pudo hacer nada para evitar que volviese a ver en primer banco del adiós a una viuda doliente que no es justo que vuelva a vestir el luto. Me ha parecido enormemente injusto. Encontrar a alguien con quién caminar, es complicado. Encontrarlo, amarlo y perderlo... Es muy duro. Y entonces, con los años, prudencia y respeto a unos hijos huérfanos de padre... Descubrir de nuevo el amor, tampoco es fácil. A las barreras de los demás se imponen las de uno mismo, de querer respetar la memoria de a quién se amó y nos dejó. No es fácil volver a amar. Ni dejarse amar. Nada fácil. Qué injusto. Ese Domingo fuí la mitad de ella. Y la ví muy reflejada en su otra mitad. Esa que buscaba ayudar a su hermana en cuanto necesitase para afrontar el día. Juntas, suplimos su ausencia como mejor supimos. Caminam

Milagro

Nos dijeron: Está muy mal. Tenéis que ser fuertes. Yo dije: Aún no estamos pidiendo un milagro pero, aún así, cuando tenga que pedirlo, también lo haré. Mientras ella combatía su enfermedad, no iba a ser yo quien se rindiera. Y recuerdo esos días como si fueran ayer. Recuerdo poner comida en la mesa que nadie lograba tomar. Recuerdo dormir con un ojo abierto. Despertar y correr al encuentro de los otros: ¿Ha mejorado? Damos por implícitas ciertas cosas en la vida, cosas importantes. Damos por hecho que siempre estaremos al lado de quienes nos necesiten, de quien amamos, que la familia es lo primero, pero un día, tanta sabiduría popular te pone a prueba. Ese día te plantas de frente a la mala suerte, al azar o a una enfermedad que no hace distinciones entre buenas o malas personas, y dices: aquí estoy. Y notas el cansancio de las horas y los días en tu cuerpo. Pero descubres que eres más fuerte de lo que creías. No tienes tiempo para miedos y angustia, sólo sientes una entereza