Este debía ser de los primeros posts, casi el segundo. Pero quizás ahora, que las maldades son menos, es cuando me decido a escribirlo. Porque maldades se sienten, y muchas. A mí al menos me alivió saber que no era la única persona que sentía como si un maldito demonio enano se hubiera posado sobre uno de mis hombros para susurrarme maldades . Los primeros días de perderla, recuerdo que llegaba incluso a mirar a ancianos por la calle y pensar algo como "¿por qué esta gente sigue aquí y ella se marcha tan pronto?!". Llegaba a ser un sentimiento horrible y continuo, que hacía sentirme mal por llegar a pensar cosas así. Porque además, ese maldito demonio enano , tenía para todos. Me sugería maldades incluso sobre amigos y familiares en quienes me apoyaba. Cosas como "En serio, ¿no tienen otro tema de conversación?" por el simple hecho de que hablasen de cosas alegres, de sus familias... a mi por ese entonces ese maldito demonio enano , me hacía sentir que eran