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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Desayunaba con ella

Ayer fue el aniversario de su marcha. Los años pasan y suavizan el cómo afrontamos esa fecha tan señalada. Me conmueve empezar el día con amigos acordándose de mí y mandándome un abrazo en un mensaje que llega con todo el cariño con el que se envía. Un simple y escueto: "un abrazo", envuelve un recuerdo para un día en el que te hacen saber que estás en su pensamiento más íntimo, un año más. Y te alegra, porque pasan los años y te acostumbras a mucho, pero conmemoras su marcha y, de manera especial se pronuncia su nombre, y notas como el corazón se te encoge como el primer día. - ¡Ay! Cómo sigue doliendo que se refieran a ella en este lugar y de esta manera. Qué real lo hace todo. De entre las muestras de cariño, ayer recibí una que especialmente me supo a regalo del Cielo. En estos ya cuatro años, así como inevitablemente hay relaciones que se han deteriorado significativamente, me he acercado mucho a personas con las que no tenía tanto trato. Me parece del todo nor

Vacaciones de todo

Y llega Diciembre. Y venga luces de colores y villancicos por las calles. Y otro año que se va y hay quien me asegura que no es 2011. Y es que me cuesta entender que sigan pasando los meses y los años y siga llegando Diciembre y ella no vuelva a casa. Que no pida que suenen esos villancicos flamencos que tanto le gustaban, ni pase días pensando en cómo organizar la cena de Nochebuena ni abra la puerta de casa toda cargada de bolsas. ¿De verdad que ya es Diciembre? Y lo es. Aunque no lo parezca y aunque no apetezca. Es Diciembre y otro que, desde aquel Diciembre de dolor, no me sabe a turrón de chocolate ni mazapanes. Este mes, me dejo vencer un poco. Pienso más en mí y en lo mucho en que la echo de menos. Me obligo a menos y no me importa. Sigo teniendo a veces esa sensación de no saber bien qué ha pasado. Aún hoy refreno ganas de llamarla. Sigue siendo  favorito  en mi móvil, en marcación rápida. Diciembre, allá vamos.