Entradas

Mostrando entradas de 2014

Cuando yo me vaya

Imagen
"Cuando yo me vaya, no quiero que llores, quédate en silencio, sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta el alma. Cuando yo me duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo; por algo me he ido. Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada, y casi en el aire, con paso muy fino, búscame en mi casa, búscame en mis libros, búscame en mis cartas, y entre los papeles que he escrito apurado. Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco y puedes usar todos mis zapatos. Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama, y cuando haga frío, ponte mis bufandas. Te puedes comer todo el chocolate y beberte el vino que dejé guardado. Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi perfume y riega mis plantas. Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima, corre hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y deja que el viento juegue con tu cara. Besa bien la tierra, toma toda el agua y aprende el idioma vivo de los pájaros. Si me extrañas mucho, disimula el acto, búscame

Preparativos

La espera a un día especial para la familia trae por igual ilusiones como lamentos. Notoria ausencia en un día en el que podemos imaginar cómo estaría ella y lo diferente que sería todo. Nos preocupaba, sé que a todos en casa, pensar qué no estábamos haciendo lo que ella haría. En mi caso, tomé cada decisión pensando si es lo que ella querría. Todo en mi vida, parece convertirse en un homenaje hacia ella. Y procuré no pensar demasiado en cuánto me costaba dar el paso sin ella. No bajé la guardia, aunque hubo momento complicados de controlar. Cierto día, tuve un sueño. Era el gran día. Ella iba preciosa. Había escogido un traje aguamarina. Su aspecto evocaba a cuando ella tendría más o menos mi edad. Con el pelo más rizado y una figura muy estilizada. Era el momento de pasar con todos los invitados al salón y ella sugirió que nos colocásemos en la puerta para ir saludándolos, pero ellos tomaron por otra puerta. Entonces, caí en nuestro error. Tendríamos que habernos colocado en l

Mi regalo

Imagen
Le pedí un regalo antes del gran día. Uno que fuera importante. Que recordara siempre. Le pedí que fuera tan significativo que me sirviera de señal para no tener dudas de que mañana ella estaría a mi lado. He pasado las peores horas previas al gran día, sintiendo que la había perdido. Han sido horas en las que he vaciado el cargamento de lágrimas que llevaba aguantando, sintiéndome tremendamente triste. Dudé. La buscaba sin encontrarla. Y entonces, cuando finalmente apareció aquello tan suyo que había perdido, es cuando comprendí que ese era mi regalo. Esa era mi señal. Bien grande, como yo la había pedido. Si se dónde buscarla, siempre la encontraré. Ella estará conmigo mañana.

Entreplanta

Imagen
Esta noche he soñado de nuevo con ella. Sigue siendo poco habitual, aunque van más veces de las que por aquí cuento. El sueño de hoy ha tenido un despertar difícil, pero he tenido la oportunidad de ver su cara, reconocer gestos muy suyos, su sonrisa... Estaba tumbada, me acercaba a ella entre lágrimas en lo que iba a ser mi despedida al conocer que se iba. Al pasar mi mano por su rostro, ella se movió para sorpresa de los asistentes. Sólo estaba dormida. Como quien despierta de un profundo sueño, se despereza y es ella como en tantas cabezadas que daba en el sofá antes de ir finalmente a la cama al acabar el día. La sensación que me invadía al ver que no iba a perderla era de alegría infinita. En el sueño, su despertar era tras un largo periodo de tiempo, como si los días que lleváramos echándola en falta se correspondieran con la realidad de los días que llevo sin ella. A cada familiar que la veía, rompía a llorar de alegría con cara de no dar crédito de estar viéndola entre nosot

Picadura de avispa

Imagen
El Domingo pasado casi me pica una avispa. Casi me pica y sonreí. Porque justo ese Domingo iba a picarme por segunda vez en mi vida una avispa. Tenía poco más de 10 años, cuando en un día de campo, fui con una pareja amiga a caminar. Un hombre, su mujer y yo, nos alejamos del grupo para explorar el territorio. Llegamos hasta un arroyo completamente minado de avispas. Incontables avispas. Muchas. El caudal era tan bajo que podíamos atravesarlo bajando por su cauce. La única dificultad era subir por el borde opuesto, que casi me cubría por mi corta estatura, sin que en la escalada me llevase un picotazo. Y la verdad, no lo conseguí. Al picarme, el hombre con quien iba empezó a alejarlas de mí, gritando y haciendo aspavientos, en algo que acabo resultando una extraña danza. Hasta tres avispas le picaron en una misma mano. Recuerdo reírme al vivir la escena. Volvimos con los demás con barro cubriendo nuestras picaduras. La mía y las tres del hombre que me protegió de las avispas.

Ladrona de sueños

Imagen
Soñó que estaba entre otros que le faltan. Y entonces, en pleno sueño pensó: Si están aquí ellos, también puedo verla a ella. Y se pasó toda la noche buscándola. Para verla, abrazarla, besarla.

Penitencia

Recuerdo aquella última boda a la que fui con ella. En mi mesa, primos cercanos y no tanto. Primos, igualmente, y como suele marcar la tradición familiar, todos hermanos de una misma Hermandad. Alguien preguntó: y tú sales de nazareno? . Muchos comentaron que ya habían salido lo suficiente, la edad, los niños... Mi respuesta, a modo de chiste rápido, fue algo como: he salido alguna vez, pero he llegado a la conclusión de que no soy tan mala para hacer esa penitencia. Al siguiente Domingo de Ramos, muchos de esa mesa y de otras, desempolvamos nuestras túnicas blancas y recorrimos las calles en procesión. Citados por la tarde en el templo, reconozco que no tenía ganas de salir. Me agobiaba no poder soportarlo. No quería sufrir. Más. El día no estaba despejado. La decisión sobre si salir o no, no era sencilla. Todo apuntaba a que no salíamos. La espera me tuvo como quien deshoja margaritas: Qué no salgamos, qué salgamos. Qué no salgamos, qué salgamos. Casi una hora de retraso, el hermano

No te acuerdas

[Hoy no te acuerdas. Son muchos años ya. Pero un día como hoy, diste respuesta a todas estas preguntas.] En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro: - ¿Tú crees en la vida después del parto? - Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde. - ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida? - No lo sé pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca. - ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto. - Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí. - Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final d

Mensaje del Cielo

La semana pasada, una de esas personas que aprenden conmigo, recibió un mensaje del Cielo. Le agradezco muchísimo que lo compartiese conmigo. Me gustó leer aquello que tantas veces he imaginado que ella querría decirme. He pensado muchas veces en la diferencia entre tener la oportunidad de saber que puedes faltar entre los tuyos en un intervalo algo conocido de tiempo. Qué diferencias supone en quien recibe la noticia y para quienes nos quedamos aquí, aprendiendo a vivir sin ellos. Se me ocurren mejores y peores circunstancias para ambos casos. Muy evidentes. Tanto como para no escribirlas. Al menos, no hoy. Poder despedirse, irremediablemente, es algo que centra más mi atención. Se piensa tanto en lo qué no nos dijimos..., aún sabiendo que no hace falta. Esta semana pasada leía en una nota un mensaje precioso del que yo no era destinatario y pude leerla a ella. No la escribió, pero no escribiría nada distinto. Me pareció hermoso sentirlo así. Leerla a ella en letras de otro Ángel d

De tanto perder, aprendí a ganar

Imagen

La conciencia dormida

Imagen
Por fin. Otro sueño. Qué trabajo cuesta. No hay derecho. Pero por fin otro sueño y uno en el que me paso las horas con ella sentada en la camilla charlando como si tal cosa. Qué bonito transcurría. Ella, dos familiares más y yo, como en cualquier tarde de café. Charlando. Como si nada. Como si no debiera aprovechar ese ratito para preguntarle una y mil cosas. Y todo era normal . Pero, de repente, una inocente pregunta, algo tanto tonto como "¿dónde estaba esa tienda?" y ella me pasa una libreta. La abro y, el ver su letra manuscrita, una rápida asociación de ideas me hace despertar en el sueño de mi conciencia dormida. Recorro las páginas contemplando su letra y algo me dice que es una maravilla poder tenerla entre mis manos. Algo me hace sentir que es importante tener esas hojas rellenas por ella. Conservarla. Y entonces, nos miramos y le digo algo parecido como: mamá, tú ya no estás aquí. Y ella me dice que no. Y no entiendo nada. Miro a las demás personas que se si

Su cumpleaños

Esta semana ha sido su cumpleaños. - Felicidades. - dije mientras saludaba al tomar asiento. Y sí. Felicidades porque feliz tiene que ser el día en que ella nació. Es casi lo propio. Si triste es un 30 de Diciembre, feliz el día en el que celebrábamos su cumpleaños. El día en que celebramos ser quienes somos en está familia. Todo se inició un día como ese. Es un día duro, por supuesto. Costó coger el sueño. Pero increíblemente hoy pienso que fue un día precioso. Me sorprende, pero no puedo pensar otra cosa. Empezó el día. - Hoy quiero flores. Sitio y hora para reunirnos, los de casa, los que ese día sentimos la necesidad de reunirnos para hacer de este día un día de flores y almuerzo familiar. No hablamos especialmente de ella. Era pedir demasiado. Pero sé que será un día para eso en el futuro. Y este año, también un regalo. No pude evitarlo. Y quiero uno cada año, en todo cumpleaños hay regalos, así que mi idea me pareció idónea. Entré en una tienda de Pandora y encar

Hoy, la espero

La inercia se apodera de los días. Ese tirar para adelante , queda ya tan ensayado como madrugar prefiriendo quedarte entre las sábanas. Y días como el de hoy, como venía sintiendo, al final haces un esfuerzo de más y el día pasa. Este año noto como contengo mejor las ganas de llorar, pero sin embargo vivo más intensamente lo mucho que me gustaría que estuviese conmigo y tomamos más fuerzas para movernos en su recuerdo. Lo fuerzo. Lo necesito. Mi mejor momento, siempre ella, que hoy llega en forma de nota que acompaña un regalo con palabras prestadas que bien serían de ella. Yo así lo creo. Suena a ella. Menos lágrimas para quien tristemente se acostumbra a soplas las velas añorando ver como su cara ilumina más la sala que el número que se levanta en la tarta y más pensarla, añorarla, recordarla, esperarla. Esta semana la espero. En un sueño, en un guiño. La espero. Ya toca, hoy toca. Con menos lágrimas pero con muchas más ganas.

Una cuestión de tiempo

Imagen
No sólo es el titular de esta entrada, sino de la película que quiero recomendar. Acabo de verla. Acaban de pasar los créditos hace escasos minutos. Qué regalo. Necesitaba ya un algo así. Uno de esos paroncillos en mi aprendizaje. Recomiendo a todo el que me lea que vea esta película. Un día sin prisas. En una tarde de Domingo. Solo o en compañía de quien pueda dejarnos disfrutar con ella a gusto. Entender su mensaje. Llorar al comprenderlo. La he visto sin saber de qué iba. Buscando una película cualquiera que amenizara la tarde. Y ha empezado sin más. Siendo curiosa, entrañable, pero sin más. Qué hallazgo. Me quedo con una escena que todo el que me lea, y la vea, coincidirá cual es (aunque son más bien tres escenas). No quiero ni escribirlo para no privar a nadie de la sensación que he sentido al verlas.