La conciencia dormida

Por fin. Otro sueño. Qué trabajo cuesta. No hay derecho.
Pero por fin otro sueño y uno en el que me paso las horas con ella sentada en la camilla charlando como si tal cosa. Qué bonito transcurría.

Ella, dos familiares más y yo, como en cualquier tarde de café. Charlando. Como si nada. Como si no debiera aprovechar ese ratito para preguntarle una y mil cosas.

Y todo era normal. Pero, de repente, una inocente pregunta, algo tanto tonto como "¿dónde estaba esa tienda?" y ella me pasa una libreta. La abro y, el ver su letra manuscrita, una rápida asociación de ideas me hace despertar en el sueño de mi conciencia dormida.
Recorro las páginas contemplando su letra y algo me dice que es una maravilla poder tenerla entre mis manos. Algo me hace sentir que es importante tener esas hojas rellenas por ella. Conservarla. Y entonces, nos miramos y le digo algo parecido como: mamá, tú ya no estás aquí.
Y ella me dice que no.
Y no entiendo nada. Miro a las demás personas que se sientan a tomar café y le pregunto si pueden verla. Me contestan que no. Y entonces, al volver a mirar hacia su lado del sofá de casa, ella ya no está.

Y me quedó allí. En una conversación que deja de interesarme al momento. Pensando en eso que no debo.

Me despierto sin saber si estar contenta o triste. Me consuelo con haberla visto. Hablado con ella. Y hasta agradezco el ratito en el que estuve dormida.


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