El motor de la vida

En conversaciones con amigos en situación similar a la mía, de aprendizaje, raro es que no acabemos hablando de la distancia que se siente con quienes ayer sentías tan cerca. Ya lo he escrito en otras entradas de este blog.
Es tarea difícil, por no decir imposible, tratar de hacer ver a la gente cómo te sientes. Hablarles y que te escuchen. Es tan difícil con algunos que resulta hasta frustrante, porque no son ni ciegos ni sordos, pero ni ven ni escuchan.

Y piensas quién levanto esos muros que hoy nos separan. ¿Fueron ellos o fuiste tú que necesitaste sentir una seguridad fingida que oculte tu fragilidad? Vete a saber... pero hace plantearte, ¿y qué más da quien levantase ese muro? Yo derribo muros a diario. Muros que un día, sin previo aviso, se levantaron frente de mí para no dejar pasar ni el aire ¿y ellos no pueden alcanzar esta distancia que nos separa? ¿no pueden tratar ni de auparse para intentar ver por encima de él? Quizás, si fuí yo quien puso ahí ese muro, me hice un favor.

En mi opinión, no va a ser que algunos tengan perdido ningún sentido del cuerpo humano, sino EL sentido que nos hace humanos. Y te entristece sentirlo así y, paradójicamente, son ellos los que te dan pena porque, en esta desdicha de vivir sin ella, comprendes que el motor de la vida es el amor y que sólo por amor merece la pena seguir.

Muchos piensan que perder a un familiar antes de que tocase, te cambia. Yo no creo que uno se combierta en otro tipo de persona. Yo siempre fuí como soy hoy, sólo que ahora soy yo sin distracciones. Quien hoy ni ve ni oye, sin ser ni ciego ni sordo, probablemente poco habrá en la vida que les haga recobrar el sentido perdido. 

Pude estar algo más despistada y desde luego, hoy ya no. Yo ya no me tomo una cerveza con cualquiera. Sencillamente porque tomármela con quien no tiene sentido hacerlo, me impide estar al lado de quienes puedan necesitar hablar o que yo les hable. Esos que sí, con tanto amor que dar y recibir, mueven mi vida.

Comentarios

  1. Acabo de dar con tu blog. Me gustaría decir que me encantó, pero por obvias razones no sería lo más apropiado. Lo que me gusta es tu forma de poner en palabras escritas, todo ese caudal de emociones y situaciones que desencadenó, lo que intuyó (porque aún no he leído mucho) fue una inesperada partida. Veo que hace un tiempo no escribes. Yo espero que estés mejor, que sigas por ahí, luchando. Creo que lo vas a lograr. Un abrazo, aún cuando sólo sea virtual.

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  2. Hola Ámbar, sí, por aquí sigo y seguiré, luchando, aprendiendo. Y sí, ella se me fue en un día que estaba previsto que no fuera más que un día cualquiera.
    Soy de buscar mi hueco generoso de tiempo para escribir y eso retrasa más de lo que me gustaría las publicaciones. Pero aquí estoy.
    Tu comentario me anima a sacar más de ese tiempo. Buena forma de comenzar el día. Gracias también por ese abrazo. Otro enorme para ti

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