Demasiados bombones de chocolate negro

Sólo es un día más, y sin embargo, es uno de esos que el calendario obliga a afrontar con un esfuerzo de más.

En mi mente, hemos preparado fiestas en su honor. Hemos querido reunir a sus hermanos y hermanas, a sus amigos más íntimos y compañeros de trabajo. Hemos querido pasar el día junto a quienes más la querían, incluso hemos preparado un recuerdo muy de ella que poder regalar, dejando en todos el firme convencimiento de que no dejaremos que los días ni los años borren la marca del día de hoy.

En mi mente, tras imaginarnos el día de hoy, no nos hemos sentido tan fuertes y hemos cambiado la fiesta por unas copas en casa con sus hermanos y, quizás, un café por la tarde con algunos amigos.

Pero todo y más, en mi mente.
No hay fiestas ni meriendas. Juntos, afrontando el día imaginando las mil formas diferentes en las que se habrían vivido. Con ella, sabiendo lo qué diría, todo lo que querría haber organizado. O sin ella, en nuestra entrega absoluta por mantener fija su huella en los corazones que supo ganarse.
No hay fiestas ni meriendas. Solos, pasando el día como si fuese sólo un día más.

Y no me parece mal. Como ese árbol de Navidad que se pensó poner pero luego ninguno llegó a bajar del altillo. Pesaba demasiado. Sólo haber hablado de nuestro deber de ponerlo me pareció mucho para estas Navidades pasadas.

Comentarios

Lo más leído

La muerte no es nada

Todo sigue igual

Pues me los invento