No vivir esperando


Todo sigue pareciendo como que fuera con otras personas, otras que desde luego no me incluyen a mí y, lo que más rarísimo se me hace, parece que lleve muchísimo más tiempo del que llevo sin ella. Parece que haya sido cosa de meses atrás, años... es muy confuso.

Hemos recopilado todas las fotos que tenemos. Las de varios años atrás, las veo y recuerdo esos momentos, me resultan entrañables, pero hay fotos que duelen más que otras. Las de ayer, las últimas antes de tener que despedirnos de ella sin que nadie nos dijera "hazle una foto más", "dale un último abrazo", esas me desgarran el alma de tal forma que tengo que tomarme unos minutos para reponerme.

Parece que el vacío sea mayor cada día. Hoy hace un mes de su marcha, y la "nube" se ha disipado. Me encuentro ante contradicciones como pasar el día mejor, y por otro lado tener como un sentimiento absurdo de culpa por haber logrado hoy pensar un poco menos en el dolor.

Contradicciones de ese tipo siento muchas. Me detengo en mitad de una sonrisa cuestionándome qué narices hago sonriendo. Sin embargo, todo el día es una continua lucha por volver a sonreír, por no vivir esperando que llegue el día en que duela menos y en que esta situación sea la "normalidad" en la que ahora nos toca vivir. Esperando corres el riesgo de olvidarte de vivir.

Hay un claro antes, y un claro después en mi vida desde que ella nos dejó. Y no me refiero sólo a la evidencia de que para mí sin ella la vida será mucho más aburrida, entre otras muchas cosas, porque era con quien más me divertía. Divertirme de verdad. Divertirme sólo con el hecho de estar a su lado.
Me refiero a que una vez que sabes que amor y dolor son magnitudes directamente proporciales, no puedes seguir viviendo tu vida como hasta entonces.
Me mantengo con mi actitud de tirar para adelante por ella y llenar mi vida de momentos que hagan que haya valido la pena tanto esfuerzo y tanto cariño que ella ha dado por nosotros. Pero esa es ya una verdad que cuando se conoce, te cambia por dentro.

Ya no hay tanta magia. Ya conoces el yin y el yang. Lo cual también tiene su lectura positiva. No todo en la vida es yin ni todo es yang. Sé que ya no tendré muchos de los "problemas" que antes creía tener. Ya no habrá tantas cosas que me hagan perder el sueño.

La vida me ha ido a dar donde más me duele y ahora todo tiene un carácter más relativo.

Estos días se me acercan amigos y conocidos que han estado donde yo me encuentro hoy y sus palabras no son las mismas que las de quienes no conocen de lo que hablo. Hay mucha diferencia en sus miradas.

Es muy difícil tratar de escribir este sentimiento. La vida da un vuelco. No es que tenga menos sentido... ni te quite las ganas de exprimirla, casi me atrevería a decir que todo lo contrario. Siento que tengo que disfrutar la vida con los míos como lo hacía con ella antes de saber que la vida podía tratarnos de esta manera. Sabiendo, hoy, la fragilidad del momento. Sabiendo que un día puede acabar con tantos planes familiares, profesionales... y no por eso tenemos que dejar de hacerlos. Tenemos ese compromiso con ella.

Pero lo sabes. Sabes que hay que luchar por lo que realmente importa, pero que hasta eso es tan volátil como todo lo demás. Es como si te volvieras más conformista y asumieses que la vida es mucho más así como ahora la conoces, que como antes la vivías.
Puedes llenarla de luz y construirla de momentos tan felices como los vividos con ella, gracias a ella, y un día responderte con un golpe tan duro que te hace descubrir que en todo lo bueno hay algo malo, y resolver la ecuación de la vida: tanto amor = tanto dolor.
Qué contradicción... ¡Bendito dolor, que está hecho de buenos momentos vividos!

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