Seguir perdiendo

Estos días me he acordado especialmente de ella. Sigo teniéndola en mi mente a cada momento, pero sin duda, las reuniones familiares son especialmente duras. La ausencia se hace notoria de forma compartida.

En su recuerdo, me he despertado y me he puesto con su máquina de coser. Teníamos el propósito de reunirnos cada tarde de Viernes para enseñarme ella a hacer "las cuatro cositas". Me vienen tantas imágenes de ella cosiendo, mirando por encima de sus gafas y dejando el hilo de hilvanar caer de sus labios.

Tratando de terminar una costura se ha partido la aguja. Es la tercera vez que me pasa desde que intento aprender a coser por mi cuenta. He ido a colocar una aguja nueva pero ya no quedaban más de las que ella tenía de reserva.
Me he pasado horas llorando. He recogido todo y no he podido más que quedarme sentada con esta sensación de injusticia por tener que ponerme a hacer tantas cosas sin ella. Ella que siempre tenía solución a todo, recursos para todo... Muchas, además, se me dan bastante mal.

Y la aguja, como es natural poco importa. Encontraré más de las que esta máquina necesita, pero ya no serán las agujas de reserva de ella, y nunca más lo serán. Esas ya ser perdieron para siempre. Ella las compró, ella las puso allí... y eso ya es insustituible.

Es muy duro sentir que sigues perdiendo poco a poco, día a día, un poco más de ella. A su despedida física le siguen otras a las que te aferras, pero que acaban por seguir su marcha.

No se cuántas veces pasé por su armario sólo para asegurarme de que las puertas estuvieran bien cerradas. Me obsesioné por conservar su olor, un día más, sólo un día más pudiendo aspirarlo profundamente hasta invadir todos mis sentidos, sólo un día más... pero se acabó yendo, como tanto que me falta. Como ella.

Qué duro es hasta escribirlo. Qué duro recordar como me sentía al notar que su olor iba desapareciendo.

Un día, me acosté recordando unos post-its escritos por ella. Entre ellos recordaba que escribió mi nombre. No pude dormir con la ansiedad de querer guardarlos para que no se perdieran o alguien pudiera tirarlos sin ver que estaban escritos de su puño y letra. Hace unos días supe que hay otros que se levantaron un día con la misma misión de guardar papeles con esa letra tan suya.

Vi un reportaje sobre el 11M, sobre las víctimas y sus familiares. Una madre de un joven fallecido, se tatuó el nombre de su hijo en letras que él dejó escritas. Entonces, me emocionó mucho, hoy no sólo me emociona sino que entiendo tan bien a esa madre que yo personalmente he pensado tatuarme mi nombre en letras de ella. Es una letra tan característica..., me trae tantos recuerdos, tantas notas, firmas... tantos 6 de Enero buscando qué paquetes tenía mi nombre escrito con esa letra... no me gustan nada los tatuajes, y a ella le horrorizaría, pero así nunca perdería su letra y parece una tontería, pero me hace sentirme un poquito ganadora frente a esta continua situación de pérdida.

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