Hoy he tenido ganas de bailar

Hoy cumplen dos meses. Sigue siendo poco tiempo, y sigo sintiendo por un lado que todo cambiase ayer y por otro siento que hace muchísimo. Es una sensación realmente extraña. La noción del tiempo se pierde de una forma increíble. Creo que eso es bueno. Debe ser un chip anti-dolor que se activa en nuestro cerebro. Uno pequeñito, tampoco es que inmunice.

Estoy cumpliendo y no estoy dejando que la tristeza me ahogue. Hago un gran esfuerzo para ocupar mis horas, minutos y segundos en seguir adelante. Logro evadir mi mente pero no es que eso haga que no piense en ella. Tengo su imagen continuamente en mi cabeza, pero es como si me hubiera acostumbrado a eso. Como si tuviera un velo en los ojos que hacen que su rostro esté siempre como de trasfondo. Pero no me paraliza. No hace que el dolor me frene.

Los parones del día son los más peligrosos. Llorar, lloro cada día, cada noche sobre todo, pero lo peor son los momentos que te pillan sin avisar. Reponerse de ellos es lo que más me cuesta. Trabajas por dejar tu mente en otros quehareceres, pero algo que ves o que oyes, o que simplemente piensas, te trae un recuerdo que revienta tu buen propósito.

Hoy he tenido ganas de bailar y he recordado como íbamos por el pasillo de casa bailando un vals inventado. Cuántas veces lo habremos hecho... desde mi niñez... qué bobería... pero qué nuestro. Me parezco tanto a ella que hoy he querido bailar, pero no he tenido con quién. Una canción tonta y ha sido tan rápido el querer bailar que ese recuerdo me ha sacudido como si de un golpe se tratase.

No creo que haya tiempos que marquen cuando debe uno comenzar a salir de casa, a quedar con amigos, a sonreír de nuevo. Pero la sensación de "culpabilidad" cuando esos momentos llegan... existe. Simplemente eso. Es absurdo y lo sé, porque es fruto de ese esfuerzo por aceptar esta triste realidad y empezar cuanto antes a vivir con su recuerdo. Pero ocurre. No tanto cuando sales, que en las primeras ocasiones igual lo haces casi por obligarte a continuar y dar esa alegría a gente a la que le importas y quiere verte de nuevo, sino cuando sales y, además, te lo has pasado bien.

Te queda una sensación de "¿ya está? ¿Tan pronto vuelves a ser la misma persona que antes? ¿Cómo si nada hubiese pasado?". Pero nada de eso. Te lo has pasado bien, no hay más, pero ya nunca volverás a ser tal y como eras.

Mi vida hace dos meses estaba al 100% de felicidad. Tenía cuanto quería. Hoy no lo tengo. No puedo ser la misma persona. Es matemática pura. No se qué porcentaje calcular que he perdido, pero mucho, demasiado, y me gusta pensar que vendrán momentos que contribuyan a aproximarme de nuevo a ese total. Pero nunca estaré a un 100%. Ya no. Y me entristece por que el motivo de que esa felicidad ya no sea plena es no compartir más momentos con ella.

El dolor, la tristeza... No desaparecen, se les hace un hueco. No se olvida, no se pasa página. Se aprende a vivir con ello

Comentarios

Lo más leído

La muerte no es nada

Todo sigue igual

Pues me los invento